lunes, 2 de octubre de 2017

Hora de Reconstruir: Chicago entra en terreno de Rebuild


Si aún no quedaba claro, la partida de Dwyane Wade de los Chicago Bulls aclaró el estado de los Chicago Bulls: en reconstrucción. Tras el experimento fallido de Rajon Rondo la temporada pasada, el traspaso de Jimmy Butler a los Minnesota Timberwolves, y ahora la terminación mutua del contrato de Dwyane Wade, Chicago se queda con un montón de jugadores jóvenes, con poca experiencia y hambrientos de éxito. Afortunadamente para los fanáticos de los Bulls, no se encuentran ante un escenario terrible; hace algunos años veíamos a los Philadelphia 76ers pasar por una situación similar (que al parecer comenzará a rendir frutos esta temporada) y otros equipos como los Brooklyn Nets y Atlanta Hawks  acompañan a los Bulls en sus respectivos procesos de reconstrucción. No todo es pesimismo para la ciudad ventosa, pues si manejan bien su equipo y a sus jugadores - cosa que no han hecho nada bien últimamente - es cuestión de un par de años para que las victorias regresen al estadio United Center. Veamos el panorama del equipo.


Hay que empezar dejando claro que la directiva de los Chicago Bulls ha realizado movimientos muy cuestionables en los últimos años. Si bien muchos de sus intentos de mejorar al equipo no han tenido éxito, hay transacciones que parecen ridículas a los ojos de cualquier persona que conozca algo de NBA. Por ejemplo traspasar a Taj Gibson y Doug McDermott, siendo Gibson un veterano clave con buenas habilidades ofensivas y un juego físico que daba vida a los Bulls en la defensiva y McDermott un prospecto muy prometedor que aportaba 10.2 puntos por partido desde el banquillo y promedió 43% en tiros de tres puntos en la temporada 2015-16. Aún mas doloroso es escuchar lo que los Bulls recibieron: Cameron Payne, un base que tira 33% de campo y no promedia ni 2 asistencias en su carrera con 13.2 minutos de acción; además de Joffrey Lauvergne y Anthony Morrow, quienes ya ni siquiera forman parte del equipo.

No solo eso, si no que también han firmado algunos contratos cuestionables. Pero ninguno como el contrato de Dwyane Wade en el verano 2016.  Le dieron un contrato por dos años y $47 millones de dólares. Esto tomando en cuenta que Wade tenía 34 años de edad al firmarlo, y que su segunda temporada en el contrato era una opción de jugador: básicamente el decidiría si ocupar una cuarta parte del espacio salarial del los Bulls en esta próxima temporada 2017-18, y así lo hizo. Días antes del traspaso estelar de Jimmy Butler a Chicago, Wade aceptó su opción de jugador para esta temporada y ganaría $23.8 millones de dólares. Claro que estos planes se esfumaron hace unos días cuando acordaron exterminar el contrato, dejando unos $8 millones de dólares en la mesa. Desde entonces, Wade se reacomodó en los Cleveland Cavaliers y disfrutará de mucho más éxito del que quería.

Las preocupaciones de los fanáticos de los Bulls crecen más ahora que se aprobó la nueva ley que dice que, a partir del 2019, las probabilidades de obtener la primera elección en el Draft serán las mismas para los tres equipos con peor récord; además, se han aumentado las probabilidades para los demás equipos en la lotería exceptuando el equipo con mejor récord que no haya llegado a Playoffs. Estas modificaciones se hacen en un esfuerzo de evitar el famoso tanking, es decir, perder partidos intencionalmente para coger probabilidades altas de la primera elección en el Draft. Bajo las nuevas reglas, los tres peores récords tendrán un 14% de probabilidades de tener la primera elección; las reglas anteriores daban 25% para el peor, 19.9% para el segundo peor y 15.6% para el tercer peor equipo.  Esto significa que si a los Bulls les interesa asegurar un jugador joven del Draft, deberán perder tantos juegos como puedan esta temporada para tener una elección en el Top 3, porque a partir de la próxima lotería perder no les asegurará éxito futuro.

La primera decisión importante que el equipo deberá tomar es darle minutos más que suficientes a los jugadores con más potencial. La idea es: son jóvenes y la mayoría carecen de experiencia significativa, por lo que darles muchos minutos les ayudará a desarrollarse más rápido e indirectamente a perder suficientes juegos para tener un buenas probabilidades de elegir más pronto en el Draft. Chicago deberá concentrarse en tener un quinteto inicial formado por Kris Dunn, Zach LaVine, Nikola Mirotic, Lauri Markkanen y Bobby Portis. También hay que dar minutos a Denzel Valentine, Cristiano Felicio, Paul Zipser, y ver cómo responden ante los momentos importantes. Cameron Payne es otra opción, pero en el tiempo que lleva en la liga no ha demostrado potencial suficiente como para invertir tantos minutos en él; Robin Lopez deberá fungir como veterano desde el banquillo; de igual manera deberán hacerlo Justin Holiday y Quincy Pondexter. Podemos llamarlos veteranos ya que son los tres jugadores mas viejos en el equipo.


Suponiendo que se logre este objetivo, que los jugadores importantes desarrollen su juego y que pierdan tantos partidos que obtengan una elección top 3 en el Draft 2018, Chicago deberá escoger el jugador que más se adapte a las necesidades del equipo en ese momento, o bien, si logran ponerse en posición de elegir a un prospecto codiciado, utilizarlo como pieza de traspaso y adquirir a cambio del prospecto otro jugador joven con suficiente experiencia para incrementar el nivel del equipo y embarcar en una temporada dura, pues tendrán que enfrentar los nuevos cambios de la lotería. Tendrán que esperar que sus jugadores jóvenes rindan de la mejor manera, porque perder no les servirá de nada, y de igual manera podría convenirles generar más ventas de boletos y mercancías con un equipo mejor, o al menos más competitivo.

Ya que estamos en lo de un equipo mejor y más competitivo, hay que sacar por ahí el tema del cuerpo de entrenadores liderado por Fred Hoiberg. Abrumadoras es una palabra que podemos utilizar para describir sus dos temporadas en Chicago, llenos de decepciones y en ocasiones un rendimiento muy pobre. Tras la marcha del gurú defensivo Tom Thibodeau, Chicago decidió seguir adelante con el exitoso entrenador de universidad Fred Hoiberg; los resultados no han sido cercanos a los esperados, pues en muchas ocasiones se han difundido noticias de trifulcas entre los jugadores, peleas entre ellos por redes sociales, e inclusive faltas de respeto explicitas de los jugadores a los entrenadores. Su estilo no parece coincidir con el de los jugadores que ha tenido a su disposición; al menos podemos asegurar que hay algo que simplemente no ha hecho click. No podemos olvidar el desastre que la directiva del equipo también ha causado, entonces probablemente no es justo culpar del todo a Hoiberg por no superar expectativas.

En fin, cortar a Wade fue el primer paso en legítimamente comenzar con una reconstrucción. En Chicago no queda más que esperar que la próxima temporada las pelotitas de la lotería les den una elección muy alta en el Draft y tratar de atraer algunos agentes libres, cosa que no será tan difícil tomando en cuenta que Chicago es una ciudad con un gran mercado de baloncesto, y que la directiva haga inversiones inteligentes en jugadores ideales al sistema del equipo. Yo me apuesto a que algo tendrá que cambiar en los siguientes meses para dar el paso adelante que la franquicia necesita: ya sea adquirir un jugador clave a través de un traspaso, un cambio en el cuerpo de entrenadores, un cambio en la directiva, etc. Porque aunque haya muchas cosas que no estén bien para los Bulls, es cuestión de cambiar una sola de ellas por otra que sea más adecuada y el resto de las piezas comenzarán a trabajar juntas eventualmente.
¿Cuál pensáis que es el mayor problema que tienen los Chicago Bulls? Únete a la discusión en Twitter a @NBA_Latino_ y decínos tu opinión.

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